viernes, 22 de julio de 2011

Vacaciones!!!

Bueno, pues llegó el momento de tomarse un merecido descanso. Nos vamos unos días de viaje y dudo mucho que encontremos alguna conexión de internet ni menos aún ganas de escribir algo. No obstante y como siempre, iremos atentos y armados de libreta para apuntar temas y situaciones que puedan luego ser desarrolladas en el blog para provecho de sus lectores. Que de momento no son muchos, imagino que los mismos que seguían el Fotolog, si es que alguno no ha desertado aburrido de tanta palabrería. Pocos pero selectos, y algunos incluso nos honran con sus inteligentes comentarios de vez en cuando, lo cual se agradece. Llevamos con el blog dos meses, hemos publicado una docena de posts y poco a poco va adquiriendo una personalidad propia. Confiemos en que después de las vacaciones, al enfrentarnos con las montañas de trabajo que nos esperan, no nos entre la pájara de los ciclistas y mantengamos el mismo ritmo que hasta el momento.

Les dejo un sabio consejo, muy útil para estos días de verano y especialmente indicado para quienes sufren de mal de amores. Pásenlo bien y nos seguimos leyendo a la vuelta.


Anita Lane - The next man that I see (2001)

viernes, 15 de julio de 2011

Imaginación

Hablábamos los últimos días de la falta de imaginación de la industria cultural para enfrentarse a los retos que nos ha traído el nuevo siglo (aunque en su mayoría ya se barruntaran desde hace más tiempo), y cómo sigue enrocada en esa posición indefendible según la cual la práctica totalidad de los habitantes del planeta son enemigos feroces que conspiran para su hundimiento. Porque si hay algo innegable es que las circunstancias han cambiado, que la tecnología es otra y que no se puede pretender aplicar las mismas reglas de cuando la máxima preocupación de los autores era que la orquestina de un balneario pudiera interpretar sin permiso la romanza de una de sus zarzuelas. Por otra parte, aunque opino que los autores de obras musicales, literarias o artísticas no son necesarios y que si un buen día dejaran de producir la humanidad podría valerse perfectamente sin ellos, también les reconozco el derecho a obtener un beneficio económico cada vez que alguien haga un uso comercial de su obra. Lo que se impone por tanto es abrir un debate sobre cuáles serían los nuevos modos de conjugar el acceso universal a las obras musicales (centrémonos en ellas) con la legítima percepción de unos haberes razonables para sus creadores e intérpretes.

Por eso hay que aplaudir la iniciativa de la revista The Wire (de la que soy fiel suscriptor desde 1995) de abrir en sus páginas ese debate, dando entrada a todos los puntos de vista razonables. Todo comenzó de forma casual en el número del pasado mayo, con un artículo de Kenneth Goldsmith, fundador de UbuWeb, en el que reconocía provocativamente no haber vuelto a comprar un disco desde que descubrió Napster. Goldsmith se confesaba como un coleccionista atípico, interesado por la música antes que por el fetiche único, y con estos nuevos medios de intercambios de archivos no necesitaba ya de intermediarios ni de formatos físicos para acceder a su objeto de deseo. Y UbuWeb es su modo de devolver el favor, promoviendo la difusión universal de copias digitales de obras difíciles de encontrar en el mercado.

La respuesta por parte del sector industrial no se hizo esperar, aunque en este caso el portavoz de sus planteamientos no fuera como de costumbre un siniestro leguleyo sino nada menos que Chris Cutler, eminentísimo músico, ideólogo de aquel movimiento que se llamó Rock in Opposition (R.I.O), y miembro fundador de grupos como Henry Cow, Art Bears o News from Babel, como también del sello Recommended (posteriormente RéR Megacorp) donde tantos discos raros hemos comprado (sin ir más lejos, los que contenían los temas que acompañan a este post y el anterior). Lamentablemente sus argumentos en esta ocasión no estaban a la altura de su música; argumentos como la imposibilidad de mantener un grupo estable si no se venden discos o la pérdida de cauces de distribución para los músicos marginales si desaparecen discográficas como la suya. En una inteligente decisión de la dirección de la revista, las reflexiones de Cutler no se publicaron como la carta al director que era sino en una nueva sección creada ex profeso y bautizada como Collateral Damages. Sección que ha seguido enriqueciéndose en el número de julio con una brillante pieza del periodista David Keenan, en la que rechaza las descargas digitales de música por promover una forma superficial de interacción con el hecho cultural basada en la gratificación instantánea. En su lugar propone
Limited handmade editions on ‘obsolete’ formats available direct from the artists themselves, impromptu record stores in unofficial spaces, house shows, pop-up shops, labels run from bedrooms, a re-engagement with the expressive possibilities of presentation, a new emphasis on mystery and difficulty...
En resumen, una inversión en energía e imaginación. Y eso es lo que ha hecho Úrsula, proyecto musical del isleño David Cordero, en colaboración con el OFFF Festival: editar esta preciosa joya en edición limitada que es a un tiempo reproductor y contenedor de música. El formato se llama playbutton, se lleva prendido en la ropa como cualquier chapita y se escucha mediante auriculares. Se trata por tanto de un objeto que cumple una doble función: es una insignia con la que el fan puede mostrar su adhesión al artista y al mismo tiempo se trata de una pieza poco común para que sacie su ansia de coleccionista. Porque la música está confinada al objeto, no puede extraerse una copia digital, lo que lo incluye en la misma categoría que a esos formatos obsoletos que defendía Keenan como el cassette o el vinilo. Habría que considerarlo entonces como una propuesta elitista? Nada más lejos! La música que contiene está disponible gratis para todo el mundo en la web de Úrsula. Y es de altísima calidad y muy recomendable. Ahí tienen el enlace para escucharla; aunque el tema final se lo vamos a reservar al bueno de Chris Cutler, como expiación por la cantidad de disgustos que le estamos dando.


News from Babel - Anno Mirabilis (1984)

viernes, 8 de julio de 2011

Por qué Brahms

Se presenta la programación de la próxima temporada del Teatro de la Maestranza caracterizada, entre otras cosas, por la omnipresencia de Johannes Brahms en la programación sinfónica. Por lo visto es idea del director musical del teatro dedicar cada temporada a revisar la obra orquestal de algún compositor famoso, y este año le ha dado por el maestro de Hamburgo, el más clásico entre los románticos. Y por qué no?, me dirán ustedes. A fin de cuentas es uno de los grandes de la historia de la música; o al menos eso opinan los entendidos. Que conste que no tengo nada contra Brahms, y si me apuran hasta les diría que me gusta. Durante mi juventud rebelde le pillé bastante manía, a él y a todos sus coetáneos, pues sus discos eran los únicos que sonaban en mi casa, convencido como estaba mi señor padre de que la única música digna de ese nombre en toda la historia de la humanidad era la creada en Europa Central durante un brevísimo intervalo de tiempo alrededor del siglo XIX; pero en la actualidad soy capaz de tenerlo como fondo musical sin molestarme demasiado.

Contra qué va entonces toda esta diatriba? Contra la falta de imaginación y el conservadurismo que lleva, cuando el dinero escasea, a programar música para viejas solteronas, como si sólo ese tipo de público fuera a salvar a la orquesta del pozo de los números rojos. Y es que la doctrina económica ortodoxa que aconseja en tiempo de crisis apostar por los valores seguros puede ser cierta aplicada a las inversiones bursátiles, pero no es extrapolable a la producción cultural. Lamentablemente, en nuestros días los gestores en este terreno nada tienen que ver con la cultura y sí con la economía empresarial (y eso cuando no son meros desechos de tienta de las familias políticas gobernantes), de ahí que apliquen ciegamente las fórmulas que memorizaron en el máster que les pagó papá. Es la misma ceguera que lleva a los periódicos a desprenderse de columnistas de prestigio o de críticos para ahorrar en costes, sin entender que el producto que sacan al mercado es de peor calidad e indistinguible de los diarios gratuitos; y luego, claro, cuando las ventas caen en picado, lo atribuyen a la piratería, a internet o los teléfonos móviles.

No digo yo que sea buena idea dedicar toda la temporada a la obra integral de Stockhausen, pero sí entreverar los conciertos, inteligentemente, con obras de distintos periodos entre las que pueda haber un diálogo. No hay ningún argumento musicológico serio que impida programar en una misma velada a Händel, Wagner y Scelsi o a Mozart, Dvorak y Reich, y podría atraer a un público más variado. Y si el respetable abuchea, patea o se levanta airado de sus asientos, mucho mejor; será la demostración de que la música siegue siendo algo vivo y no un objeto polvoriento encerrado en una vitrina. También Tanhausser y La Consagración de la Primavera fueron protestadas en sus estrenos y hoy día todo el mundo (salvo los abonados del Liceo) las acepta como las obras maestras que son. En Sevilla, no sé si por suerte o por desgracia, el público es educado y no protesta ni en los toros, con lo que se podría aprovechar su pasividad para colarle de vez en cuando alguna música de la segunda mitad del siglo XX y aumentar su escasa cultura en ese terreno. Se supone que esa es una de las funciones de las instituciones públicas. Aunque viendo las estrellas invitadas al ciclo de "grandes intérpretes" del Maestranza (Luz Casal, Pasión Vega, Estrella Morente) más bien pareciera que lo que aquí se pretende es competir, en desigual y desleal lid, con el teatro de Jesús Quintero.


Marie Goyette - Short Cuts. Brahms

lunes, 4 de julio de 2011

Teddy y sus amigos

Como a la inmensa mayoría de los españoles, la SGAE es una institución que me resulta profundamente antipática. Tengo además motivos personales para el desafecto, motivos que precisamente el sábado, tras el magnífico concierto de Fujiya Miyagi en el CICUS, recordaba con el compañero Carrascus, relacionados con nuestro fugaz paso por el negocio de los conciertos. Vaya por delante mi respeto a la presunción de inocencia hasta que un juez no dictamine lo contrario, pero también mi convencimiento íntimo y personal, basado en la antigua ciencia de la fisiognomía, de que los directivos ahora encausados han cometido todos los delitos de que se les acusa y muchísimos otros que no se podrán demostrar. Creo necesario aclarar mi postura para que se entienda lo que viene a continuación.

De lo que se acusa a Bautista y los suyos es de desviar fondos de la caja de la SGAE a empresas privadas, de lo que habrían obtenido un beneficio indebido. Es decir, los estafados serían los socios; seguiría siendo delito pero es un asunto interno que a los sufridos ciudadanos ni nos va ni nos viene. Salvo, claro está, para poner en evidencia la falta de controles gubernamentales sobre una sociedad privada a la que, como a los arrendadores de alcabalas de antaño, se le ha concedido la prerrogativa de recaudar impuestos estatales. Esperamos ansiosos las explicaciones de la Ministra de Cultura, miembro a su vez de la sociedad investigada, sobre esta aparente dejación de funciones. Curiosamente a los socios prominentes de la SGAE que han hablado para los medios no parece importarle el presunto desfalco y apoyan ciegamente a la cúpula directiva, lo cual resulta muy sospechoso y nos hace pensar que dichas prácticas eran conocidas y aprobadas al menos por ese pequeño círculo de autores que se reparten la práctica totalidad de lo recaudado. Allá ellos. Lo importante es que la actuación judicial de estos días ha sido sólo contra ciertos miembros del equipo directivo de la SGAE y por unas prácticas ilícitas muy concretas, pero no contra el funcionamiento de la misma. Lo que realmente afecta a la sociedad española, los usos abusivos para recaudar derechos de autor y el cobro de cánones arbitrarios, seguirán como hasta ahora. Porque aunque nos parezcan prácticas injustas son perfectamente legales. Y lo son por decisión gubernamental. Por decirlo de otro modo, el responsable de que cada vez que usted compre un CD tenga que pagar un canon, aunque lo vaya a utilizar para guardar los datos de su tesis, y de que una parte importante de ese canon pueda ir a los bolsillos de Alejandro Sanz o de Víctor Manuel, no es la SGAE, que se limita a aprovecharse de las prebendas que otros le han concedido. La responsabilidad está en el gobierno y en el parlamento de la nación, que tienen la capacidad de cambiar esa situación y no lo hacen. Acuérdense de ello cuando les convoquen próximamente a votar.

Por otro lado, y como lo cortés no quita lo valiente, estoy profundamente disconforme con el tratamiento dado a los detenidos en la operación, y con las mismas detenciones. En España se abusa de estos espectáculos mediáticos, actuaciones policiales con televisión en directo, cuando los implicados son personajes conocidos. Y es significativo que estas falsas demostraciones de autoridad, que apelan a los más bajos instintos del populacho, siempre coincidan con los momentos de mayor descrédito del gobierno de turno. Aunque no ha sido éste el caso, también los jueces suelen abusar de su potestad de imponer prisión preventiva, a la que se debería recurrir únicamente cuando la libertad del acusado pudiera suponer un peligro para terceras personas o haya un riesgo evidente de fuga. Existen muchas medidas cautelares que pueden adoptarse para asegurar un buen desarrollo de la  instrucción sin necesidad de tener que pasear esposados ante las cámaras a personas que gozan de la citada presunción de inocencia. La función ejemplarizante de la justicia debe manifestarse en las sentencias de los tribunales, y no en los titulares del telediario. Creo que es bueno recordarlo precisamente ahora, cuando los atropellados son ciudadanos por los que no tenemos ninguna estima.

Y por último, también es bueno recordar que, aunque el imaginario popular lo tenga ahora por un híbrido entre Goldfinger y el señor Burns, Teddy Bautista ha sido uno de los músicos más importantes del pop español, al menos durante su primera etapa en Canarios, antes de que perpetraran esa abominación pomposa llamada Ciclos. Canarios fundaron su fama en los directos, considerados por muchos que asistieron a sus conciertos como los más espectaculares de la época. Les dejo con un ejemplo, de título muy apropiado a las presentes circunstancias, que incluye un alegato buenrrollista del propio Teddy y en el que de paso hacen un uso descarado de la melodía del Hey Jude. Cobrarían Lennon y McCartney sus correspondientes derechos de autor? Ay, Teddy, Teddy...


Canarios - Free Yourself (1972)