lunes, 13 de junio de 2011

Pitágoras y las habas

Leo en Aulo Gelio, la mejor fuente de cotilleos de la antigüedad clásica, sobre Pitágoras y sus manías, que eran muchas. La de las habas es la más conocida, pero a mí me ha sorprendido sobre todo el método educativo que empleaba en su famosa escuela. De entrada a los aspirantes los sometía a un análisis fisiognómico, y sólo si de sus rasgos se deducía que iban a ser capaces de aprovechar las enseñanzas les admitía como discípulos. Una vez en la escuela se les exigía absoluto silencio y se les llamaba "acusmáticos", ya que su única labor era escuchar. En esta fase no podían preguntar si no entendían alguna cosa ni comentar nada de lo que los otros decían. Sólo cuando el maestro consideraba que ya habían escuchado bastante (y eso podía tardar hasta un par de años) se les permitía hablar, preguntar, expresar su opinión y dejar constancia por escrito de sus ideas. Eran llamados entonces "matemáticos" por las ciencias que iban a aprender, la geometría, la música y la gnomónica (para quienes no lo sepan: ciencia de fabricar relojes de sol). A los que superaban esta fase se les enseñaban finalmente las ciencias naturales y recibían el nombre de "físicos".

No cabe duda de que un sistema parecido, con las modificaciones necesarias para adaptarlo a los conocimientos actuales, podría dar excelentes resultados académicos en las universidades españolas; desde luego mucho mejores que los de ese absurdo plan de Bolonia que están empeñados en implantar. Y no lo digo sólo por la obligatoriedad de guardar silencio durante los primeros cursos. Personalmente soy un gran defensor de la fisiognomía como ciencia, y pienso que el rostro, el aspecto exterior y la actitud general aportan mucha y más precisa información sobre una persona que su curriculum vitae o un examen escrito. Por eso, en lugar del coladero de la selectividad, yo sería partidario de realizar a todos los aspirantes un estudio fisiognómico que descarte directamente a aquellos cuyo semblante muestre claros signos de imbecilidad. Nos ahorraríamos muchos disgustos. Pero volvamos a la manía de Pitágoras con las habas.

Toda la antigüedad estaba al tanto de que Pitágoras aborrecía las habas. Tanto las detestaba que, según cuenta la leyenda, murió cuando lo perseguían unos enemigos por no querer cruzar un campo de habas, lo que lo hubiera puesto a salvo. Era evidente que no le gustaba nada la leguminosa, pero no estaban claras las razones. La explicación más común, defendida entre otros por Cicerón, es que las habas son un alimento flatulento y de digestión pesada que no favorece en nada el ejercicio mental que exige la dedicación a la filosofía. Pero Gelio lo justifica de distinto modo, y se basa en un fragmento de Empédocles, otro filósofo que, aunque iba por libre, estaba muy influenciado por la escuela pitagórica:

"Despreciables, terriblemente despreciables, mantened las manos apartadas de las habas"
.

Según Gelio, en esta frase Empédocles se refiere a los testículos, con los cuales las habas guardan una cierta semejanza morfológica. Dicho así suena a bastinazo de la chirigota del Yuyu pero no nos hemos salido para nada de la discusión académica. Es decir, siguiendo la tradición de la escuela pitagórica, lo que Empédocles recomendaría a los jóvenes no es tanto abstenerse de las legumbres flatulentas como de los vicios solitarios. Llevado por la curiosidad he consultado el diccionario de la Real Academia y no recoge la acepción eufemística de "haba" como testículo, pero sin embargo sí es posible designar de ese modo a la cabeza del miembro viril. Allá los académicos con sus parecidos razonables...

Y no se preocupen, que no les voy a poner la canción de Leonardo Dantés sobre los nombres mil del miembro viril, que pretendo que este blog siga siendo un sitio elegante en el que puedan entrar los niños. En su lugar, vamos con un tema de gallifantes.


Penguin Cafe Orchestra - Pythagoras's Trousers (1981)

2 comentarios:

Alcancero dijo...

No me quiero imaginar a Pitágoras y a vucencia en un jurado popular aplicando la frenología al acusado.

Profesor Franz dijo...

Haremos una entrada reivindicando a Lombroso, no lo dude.